sábado, 24 de noviembre de 2012

Unas palabras sobre Wii U

Queda menos de una semana para el aterrizaje en España de la nueva y flamante consola de Nintendo. Con ello, se da el pistoletazo de salida de la octava generación en términos de consolas de sobremesa (a pesar de que gráficamente es equiparable a aquellas que llevan más de un lustro entre nosotros) y me apetece dedicarle unas líneas.

Tengo que decir que, generalmente, me cuesta encontrarle el atractivo a una consola que acaba de salir al mercado. Recuerdo la época en la que Sega estaba a punto de lanzar Saturn, al tiempo que bombardeaba con sus anuncios de Mega Drive 32X. Éstos compartían páginas con los de 3DO, Atari Jaguar y la enigmática Playstation, entre reportajes sobre las características técnicas de la Ultra 64. Conservo varias Hobby Consolas de esa época y la sección de Yen se llenaba de gente pidiendo consejo sobre cuál comprarse o las características técnicas (que en esa época eran todo un argumento) de cada una. Yo no me compré mi Playstation hasta 1998.

A pesar de su atractivo inicial, las consolas nuevas son caras y tienen que competir con las ya establecidas que, no sólo están en la flor de la vida, sino que tienen cientos de juegos interesantes a precio rebajado. Es difícil que una nueva consola, sin apenas juegos aún ni más promesas que unas cuantas cifras sobre el papel, me llame la atención hasta el punto de desear comprarla antes de que baje de precio. Hace más de diez años que no me ocurre, y fue con la Xbox original, debido a su contrato de exclusividad con Oddworld Inhabitants, mi desarrolladora preferida, contando con Munch's Oddysee como juego de lanzamiento. Lógicamente, no pude comprarla (480€ valía la bonita) hasta muchos años más tarde. Con Wii U, en cierto modo, siento lo mismo.


Así es, pegando fuerte

Cabe señalar que Wii U aterriza en medio de una situación de lo más aburrida: dos consolas rivales más parecidas que nunca, una acusada falta de imaginación en un catálogo que apenas parece haber evolucionado con respecto a sus inicios, y la permanente amenaza de los móviles, internet y la nube que parece asfixiar a nuestras queridas consolas de sobremesa tal como las conocemos, lanzándolas al mercado casual o social (qué vergüenza, Fumito Ueda).

Pero Nintendo, por segunda vez consecutiva, se desmarca del resto con su valentía y sus grandes dosis de creatividad. Wii U llega dispuesta a ofrecer una alternativa, a devolver la ilusión por sorprender, e incluso a incentivar hábitos que parecen perderse paulatinamente en la vorágine internáutica (como, sencillamente, jugar con tus amigos presentes en la habitación), continuando esa línea que empezó a marcar su predecesora. Y confío en que sabrá exprimir el enorme potencial que tiene su propuesta, que calificaría, cuanto menos, de inspiradora. De momento, New Super Mario Bros Wii U, sin explotar en exceso las nuevas posibilidades (al menos, en el modo para un jugador), ya es muy divertido, y si el señor Miyamoto se sacó de la manga una joya intemporal como Super Mario Galaxy con Wii, ¿hasta dónde podrá llegar con Wii U?



Eso sí, la campaña de Wii U #conwiiUpuedo, además de estar siendo increíblemente agresiva en internet, es odiosa. Como ocurrió con Wii, los verdaderos gamers tendrán que moverse al margen de la imagen proyectada en las campañas, con ese irritante ideario entre treintañero pueril y padre de familia desencantado.

Nadie igualará, en lo que a comunicación se refiere, a la Playstation original.

Bueno, ni en comunicación ni en nada.

¡Bienvenida, Wii U!

jueves, 21 de junio de 2012

Niveles tostón (I)

No todos los buenos juegos lo son todo el rato. Con frecuencia encontramos, incluso en grandes títulos, algún nivel que flojea y empaña el conjunto. Algunos no nos parecen mal hasta que nos toca rejugarlos, a otros podemos terminar acostumbrándonos, y otros sencillamente no tienen perdón.

Hay tantos casos que espero publicar más entregas. En cada una, como en todo buen listado, nombraré un ganador: aquel nivel tan malo que llegue a marcar todo el juego.

Sin más dilación, he aquí mi primera lista de niveles tostón. Que la disfrutéis:


-Toy Story (Mega Drive) - Fases del coche


Ni GTA ni nada: manejar un coche que se mueve rápidamente con vista aérea no es divertido. Apenas alcanzamos a ver lo que tenemos delante y nos chocamos con todo. Si encima el coche es de juguete y responde con una física absurda dando trompos cada vez que lo haces, la cosa se pone peor. Todo mientras buscas baterías a contrarreloj para no perder una vida. ¡Pues dos niveles así (A Buzz Clip y Light my Fire) tiene el juego! Aunque hay que admitir que, si se juega con cuidado, le terminas cogiendo el truco.



Se acaba la pila, vamos a tener que... ¡cuidado con el vaso!



-Super Paper Mario (Wii) - Capítulo 6-1


Cien puertas, cada una custodiada por un guardia. Cruzas una puerta, avanzas, te encuentras un guardia. Te habla un rato, y cuando empieza la lucha te das cuenta de que es sólo un enemigo común y corriente, de los que te encuentras por el juego. En menos de lo que has tardado en pasar los textos lo más rápido posible, le has derrotado. Avanzas, cruzas otra puerta, y vuelta a empezar. Tanto los enemigos como los escenarios son iguales, es decir, cuando cruzas una puerta apareces al inicio de la pantalla anterior, porque es la misma en bucle.

Al final, cuando te quedan unos 80 rivales, ocurre algo y se interrumpe, aunque aún te obligan a recorrer el mismo escenario y cruzar la misma puerta casi 10 veces más sin que sus guardianes te ataquen. Una verdadera falta de respeto al tiempo del jugador.



El decimonoveno, ya, ¡estoy impaciente por enfrentarme al sexagésimo séptimo!



-Halo (Xbox) - La Biblioteca


Cuando terminas Halo y tienes la opción de repetir los niveles, estás deseando rejugar el segundo, y el tercero. Esos de vehículos, en espacios abiertos, con césped o en la nieve. Pero hay un nivel que probablemente quedará relegado a un merecido olvido: La Biblioteca. El concepto no está mal: tienes que escapar de un lugar infestado de criaturas zombie y sobrevivir a sus ataques (son infinitos) conforme las puertas se van abriendo. El problema es que tomas el ascensor, y cada planta es exactamente igual que la anterior. Un nivel oscuro, tristón y muy monótono. Un pequeño punto negro en este extraordinario juego.



Feo, ¿no?



-Donkey Kong Country 2 (SNES) - El nivel de los barriles


La segunda entrega de la saga, probablemente mi preferida junto al Returns de Wii, es quizás la que tiene, a mi juicio, el nivel más aburrido e innecesario de la saga: Bramble Blast.

Eso de lanzarse por barriles no está mal en medio de un nivel cualquiera, pero hacer uno entero sólo de eso me parece una barbaridad. Para colmo, no todos se mueven igual: unos giran hacia dos puntos, otros a tres, otros giran en sentido inverso... de modo que por cada uno tienes que esperar un par de segundos hasta que complete su movimiento.

Los primeros 15 barriles se superan de buena gana, los siguientes empiezan a fastidiarte un poco, pero cuando llevas más de 40 (conforme más cansado estás, antes quieres acabar y más fácil es que precipites y retrocedas) sólo deseas tirarle el mando a la cabeza al que se le ocurrió.

Como todo en esta vida, el nivel tiene sus fans incondicionales, pero yo no siento más que pereza ante la visión de su mapa completo.



¿Cuándo va a acabar esto? ¡¡Socorro!!






*GANADOR*


-Silent Hill 4: The Room (PS2/Xbox) - El descenso



Lo que ocurrió con Silent Hill 4: The Room es digno de ser estudiado. Resulta que, en el ecuador de la aventura, empezamos a descender por una escalera de caracol desde la cual vamos accediendo a cada uno de los niveles que hemos superado anteriormente. No hablamos de algunas habitaciones, como ocurría en la sección final del primer Silent Hill, sino de los mapeados completos, con mínimas diferencias. Al principio uno piensa que deben estar recortados o que ocurrirá algo que interrumpa esta mecánica, repitiendo a lo sumo uno o dos escenarios. Pero no.

Argumentalmente hay una explicación muy bonita, pero la puesta a cabo, por torpe, se antoja insultante para el jugador. Y es que no hablamos de algún nivel sino de toda la mitad del juego estropeada. Por si fuera poco, la dificultad aumenta de forma desproporcionada: la casa de Henry deja de servirnos como rincón en el que recuperar salud, los enemigos la merman con tan sólo pasar a nuestro lado y los botiquines brillan por su ausencia.



Para tirarse por el hueco, vamos...


Un absoluto desastre agravado por el hecho de que, hasta el momento en que los niveles empiezan a repetirse, Silent Hill 4: The Room me parecía sencillamente el mejor título de la saga. Un juego impresionante, maravilloso... si se hubiera dejado a medias. Una pena.

viernes, 15 de junio de 2012

Estoy de acuerdo, Warren

Reconozco que, si me pongo visceral, dedicaría la mitad del tiempo a rejugar videojuegos que me gustan y la otra mitad criticando la deriva que han tomado en los últimos años. Y no lo digo sólo porque realmente no me agrade ésta lo más mínimo, sino porque -para qué mentir- criticar es de lo más divertido.

Sea como fuere, no puedo más que aplaudir al bueno de Warren Spector por estas declaraciones. A pesar de que su Epic Mickey me parezca una de las mayores decepciones de los últimos años. Veamos qué pasa con la segunda parte, aunque no albergo muchas esperanzas.


miércoles, 8 de febrero de 2012

¿Qué es esto?

Inicios y vida consolera.


Generación Consolera es el blog personal de Fran, servidor, sevillano de 26 años apasionado de los videojuegos desde que jugó por primera vez a la Mega Drive de su hermano mayor. Yo contaba seis privameras y no tardé en convertirme en ávido lector de revistas como Superjuegos o MegaSega. Tardé algunos años en hacerme con mis propios juegos, y puedo presumir de haber tenido, a tan tierna edad, buen gusto para escogerlos: Dynamite Headdy y el impagable Flashback.

Luego llegó Playstation y fue una revolución. Los juegos eran mejores y más baratos (compré Tomb Raider por 4.495 ptas, la mitad que un cartucho de Mega Drive), podías comprarte la revista oficial con su demo y, lo más importante, gritar a los cuatro vientos que adorabas los videojuegos sin quedar como un pringao. La vida era maravillosa, y su catálogo propio, a mi juicio, el mejor que ha tenido consola alguna.

La sexta generación puso el broche de oro a una era que parecía no tener fin. Grandes juegos con gráficos e ideas sorprendentes que, aunque empezaron a dar muestras de alguna que otra tendencia preocupante, nos regalaron momentos inolvidables. A destacar la negra de Sony, todoterreno donde las haya, incombustible; sin duda la mejor consola que ha existido considerando su retrocompatibilidad. Por ello y el bajo precio de sus juegos en segunda mano me cuesta entender que la siguiente generación se haya abierto camino. Y es que hacía falta una gran idea, algo sin parangón para devolver a la industria esa ilusión que parecía irse desvaneciendo: y aunque aterrizó a las tiendas en 2006 de la mano de Nintendo, el resto de las compañías siguieron su curso.

El club de los Aristócratas te observa 


Un punto de inflexión

Hoy en día suceden muchas cosas en la industria que no me gustan y van minando mi ilusión por ceñirme a la actualidad: el lógico e inevitable auge online, al que no le veo la gracia; los gráficos más feos que he visto desde la tercera generación de consolas; demasiados FPS y hack n' slash clónicos repletos de QTE's; los cansinos DLC; obsesión por la tecnología (¿qué importa si el juego tiene scan progresivo, corre a 60 fps o tiene HD?) y una sangrante pérdida de identidad entre géneros e incluso compañías. Lo más interesante de Xbox 360 y PS3, salvo honrosas excepciones, son los descargables y juegos indies, pero éstos no pueden competir con los grandes juegos de las dos anteriores generaciones.

La excepción a esto la encuentro en la única consola que acaba de morir: Wii. Una consola que, a pesar de esa vertiente social y casual que no me interesa tanto (y gracias a la cual se ha ganado al gran público), es la única que ha apostado sin complejos por todo aquello que valoro y disfruto como jugador: el valor del videojuego como lenguaje propio, como valor en sí independiente del cine o la realidad. Posiblemente, la única consola de séptima generación que tenga, y en mi opinión una de las más infravaloradas de la historia.

¡Eres un videojuego, maldita sea! ¡Disfrútalo!

Y es que con algún que otro emulador (Génesis, el inagotable MAME), mis más de 130 juegos originales de Playstation y PS2, mi Xbox original con su reducido catálogo, y mi flamante Wii lista para ser exprimida entre consola virtual, juegos de Gamecube y catálogo propio, me veo con material de sobra para dedicarme a desenterrar joyitas hasta que vuelvan a surgir propuestas interesantes.

Por último, decir que el blog está abierto a comentarios y críticas, y estaré encantado de entrar al trapo cuando se me brinde la ocasión, siempre en tono desenfadado y de humor. Las opiniones más singulares son señal de honestidad y pasión hacia el medio, y tampoco pasa nada por que diga que Final Fantasy VII me pareció un coñazo, por ejemplo. Y es que cualquier juego que no sea físicamente posible terminar en menos de tres-cuatro horas es una bazofia, como todos sabéis.

¿O no?

¡Bienvenidos y a darle caña!